La confianza y la seguridad son importantes en una entrevista de empleo, pero además hay una serie de cosas con las que debes tener precaución a la hora de conversar con un reclutador. Te las contamos a continuación:
- Hablar mal de una jefatura anterior; “mi jefe de antes era mala persona”.
 - Hablar mal de la empresa anterior; “la empresa en la cual trabajaba antes era un desastre”.
 - Hablar sobre tratamientos psicológicos o psiquiátricos; “estoy en terapia”.
 - Mostrar solo interés por la renta y poco interés por el cargo; “yo trabajo por trabajar no más, solo me importan las lucas”.
 - Hacer preguntas personales al evaluador. El exceso de confianza con el entrevistador no es bien evaluado; “y usted cuántos años tiene? es casado (a)?”.
 - Poner mayor énfasis en actividades extra laborales que en el trabajo propiamente tal; “me gusta salir puntual para poder llegar al afteroffice/ En qué fecha suelen tomarse vacaciones?”.
 - Darle un enfoque muy personal a las respuestas; “una de mis debilidades es que soy muy celópata”.
 - Dar respuestas extensas y de poco sustento, o bien, muy acotadas: Debes considerar que mientras menos te pregunten, menos interés en tu persona. Sé concreto y directo en tus respuestas, pero no te limites a unas pocas palabras, porque terminarás no vendiendo nada de ti.
 - Responder desatinadamente a preguntas comunes: Las entrevistas suelen contener las mismas interrogantes, por lo tanto, muchas veces sabes qué preguntas enfrentarás. Por ello, debes prepararte debidamente para no responder lo mismo en todas las entrevistas.
 - Hablar mucho de lo que quieres y poco de lo que puedes ofrecer: Evita hablar mucho de lo que tú quieres en las primeras entrevistas. Al pedir ubicaciones, horarios y compensaciones, desanimarás al reclutador. Enfócate más en lo que tú puedes entregar; ofrece más y pide menos.